jueves, 15 de noviembre de 2012

Fovismo

Fovismo

En 1904 Henri Matisse considerado padre del fovismo, pintó Lujo, calma y voluptuosidad, considerada como la obra síntesis del post-impresionismo que fue fruto de un ejercicio de búsqueda personal y se convirtió virtualmente en un manifiesto de lo que sería el fauvismo poco después. La utilización subjetiva del color y la simplificación del dibujo empleados por Matisse sorprendieron a todos cuando fue expuesto por primera vez, mientras que su desinterés por el acabado y sus colores chillones le granjearon el desprecio de la crítica cuando expuso sus paisajes, pintados en Colliure, en el Salón de Otoño de 1905. Allí también se expuso el Retrato de la Señora Matisseo la La Raie Verte (La línea verde) donde se presentaba como una caricatura de la feminidad y una excentricidad en la pintura de retrato.

El repudio de la crítica convirtió al fovismo en el grupo de vanguardia en París, poco después Maurice de Vlaminck se unió al fovismo de Henri Matisse y André Derain. Como movimiento expresionista, apareció cronológicamente a la vez que el Expresionismo alemán, con una propuesta de protesta contraria al Positivismo, al Naturalismo y al Impresionismo. Sus principales influencias vienen de Paul Gauguin y de las ideas de Zola, Nietzsche, Stirner y Huysmans.

Aunque concebían la actividad artística como consecuencia de un impulso vital, su punto de partida fue la resolución de problemas puramente plásticos, como el empleo del color en una doble función plástica y constructiva al mismo tiempo. El maestro del grupo fue Gustave Moreau, en cuya escuela estudiaron Matisse y Rouault, Marquet, Manguin, Camoin y Jean Puy. Moureau no enseñaba ninguna doctrina sino que forzaba a sus alumnos a pintar con independencia y con la técnica que fuera más adecuada a su temperamento. De la obra de Gauguin aprendieron la libertad en el uso del color, que llevaron al extremo (los colores como cartuchos de dinamita, que diría Derain), así como la liberación del temperamento y el instinto personal. También admiraban la capacidad de síntesis y el sentido decorativo de la obra de Gauguin. Para los fauvistas el cuadro debía ser expresión, no composición y orden.

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